2- Los sentidos en la PLV: el gusto

Hemos hablado de la importancia de la vista a la hora de comprar incluso productos alimenticios. Una buena presentación puede hacer que aparezcan muy atractivos a nuestros ojos y que nos apetezca probarlos. Sin embargo, cuando varios productos similares compiten, la manera de convencer al cliente para que compre el tuyo en lugar de el de la competencia es logrando que lo pruebe y, por supuesto, le guste lo que está saboreando. Atraer a tus clientes a través del gusto es posible. Descubre cómo:

escaparates

Para esto es importante, en primer lugar, la calidad del producto. Pero también la manera en la que se le ofrezca la prueba. Porque una cosa es dejar en un mostrador pruebas de un producto para que los clientes puedan coger por iniciativa propia y saborearlo y otra muy diferente es que alguien te te ofrezca probarlo.

Esto es mucho más atractivo porque el cliente podrá saborear algo que sabe que no lleva demasiado tiempo expuesto o que no ha sido tocado antes por nadie. Pero, además, la amabilidad de la persona que le haga la presentación del producto va a influir mucho en la manera en la que el cliente lo perciba.

Si se le ofrece probar un alimento por parte de alguien simpático, que le comenta en qué debe de fijarse para apreciar mejor la calidad del producto y que además le hace referencia al buen precio que tiene siempre se mostrará más predispuesto a adquirirlo que simplemente viéndolo.

Los expositores para degustaciones

En el caso de las degustaciones los expositores suelen ser muy especiales. Normalmente, tienen una forma concreta que llama la atención de la persona que está en el centro comercial y que hace que se acerque para ver qué se le ofrece. Suele contar con una mesa en la que está expuesto el producto y es de un tamaño lo suficientemente grande para ser visto, pero adecuado al ancho de los pasillos en los que va a ser situado.

El expositor tiene que adaptarse al producto que se va a presentar. No es lo mismo presentar un refresco orientado a un público juvenil y que solo necesitará de vasos y de botellas de la bebida para ofrecerse que presentar algo que precise un poco más de elaboración, ya sea calentar el producto ya sea colocarlo sobre una tostada o realizar una presentación atractiva si se habla de un aperitivo.

La personalización de los expositores para degustaciones es esencial para su éxito. Y es bueno que, desde lejos, el cliente pueda saber qué se le va a ofrecer. Por eso, los expositores suelen tener la marca o el nombre del producto en gran tamaño para que se sepa qué es lo que se ofrece.

Recompensar al cliente

Por supuesto, también es importante que el cliente que se acerca a probar un producto y que escucha al comercial que le comenta la promoción o las virtudes del mismo obtenga una recompensa por su atención más allá del sabor del producto. Por eso, un vale descuento sobre el mismo o un regalo promocional para quienes compren suele ser una buena herramienta para acabar de convencer a los indecisos de que lo que se les ha ofrecido es lo que realmente necesitan.

Por eso, combinar descuentos o regalos con este tipo de expositores para degustación es sin duda la mejor herramienta para aumentar las ventas de un producto o para dar a conocer un nuevo lanzamiento.

No todos los productos son válidos para expositores de degustación

Por supuesto, no todos los productos son, al menos a priori, válidos para los expositores de degustación. Sin embargo, la imaginación de los diseñadores de expositores de cartón hace que cada vez se amplíe más el rango. Por ejemplo, hasta hace poco se consideraba que solo aquellas cosas que se pueden comer frías y en pequeña cantidad eran válidas para este tipo de degustaciones. Pero ya no es así.

Todos hemos visto como en algunos centros comerciales, cuando llega la hora del aperitivo, aparece alguna promoción que incluso incluye un hornillo para calentar comidas de cuchara de la cuales se ofrece una pequeña tapa a los clientes, para que puedan probarla.

Para este tipo de promociones se tiene muy en cuenta la hora, ya que si bien una galleta o un poco de fiambre puede probarse en cualquier momento, un plato de cuchara solo apetece a determinadas horas. Pero, precisamente porque en esos momentos la gente que acude a comprar todavía no han comido y tienen hambre, todo estará a favor de que puedan acabar comprando: el olor del producto cocinándose, su sabor, lo bien que entra algo caliente a la hora de la comida o la cena en otoño y en invierno…

Estas promociones requieren de una mayor inversión inicial, pero como se realizan solo a horas concretas se ahorra en personal y en cantidad de producto que se ofrece de muestra y son, además, mucho más llamativas y por tanto efectivas.

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